27 de abril de 2011

El fabricante de mentiras y el Refutador de Leyendas

Ayer leía una discusión en el foro de La Nación Online sobre Alejandro Dolina. Eran los comentarios a una nota de Rolando Hanglin en la que citaba a Dolina y hablaba bien de él. "Filósofo porteño", osó decir Hanglin, y entonces se desató el huracán. Los Refutadores de Leyendas salieron al cruce.

Copio y pego textualmente tres de los dardos venenosos lanzados en el foro contra el filósofo de Flores:

"Dolina,genio??Jamas lo entendi;para mi decia cualquier pelotudez y la gilada aplaudia".

"Para mí Dolina es lo mismo que el protagonista de la película Desde el jardín con Peter Sellers, un discapacitado mental que decía cualquier pavada, y los otros, creían escuchar a un genio..."

"¿Perdón, Dolina filósofo ?, ¡ que mal estamos, que mal vamos...!"

Enseguida pensé: "Qué manga de pelotudos". Después pensé, más sereno: "Tenés que escribir sobre esto". A ver qué sale.

***

En Crónicas del Ángel Gris, libro que nunca pude terminar de leer, el Negro Dolina dio en el blanco. Descubrió a los "Refutadores de Leyendas", una especie de secta racionalista cuya capital era el barrio de Caballito. Se trataba de hombrecitos decididos a contradecir y desarmar todo sueño, toda imaginación, toda mentira que divulgaban los soñadores del barrio de Flores. Bueno, para desgracia de muchos, hoy esos ñatos están por todas partes, empezando por Internet. Después de tu denuncia, Negro, los refutadores de leyendas contraatacan. 

Mientras unos fabrican, otros refutan. Un refutador de leyendas es ese sesudo hincha pelotas, políticamente correcto, que no puede escuchar frases del estilo:

"Todas las judías son putas".
"Todo lo que hace un hombre es para ganarse el corazón de una mujer".
"Todas las kirchneristas van al cielo, pero antes van al Norte de mochila".

Digamos la verdad: son frases que suelen nacer en charlas de mate o de porro. Sólo eso. Me hacen acordar a los tiernos conejitos que vomitaba el personaje de Cortázar. Bueno, para un Refutador, esos conejitos son gallinas de tres cabezas con caras de Ricardo Fort. Para él son monstruos que deben ser exterminados. Entonces empieza:

"No, pero tu afirmación está cargada de nazismo y prejuicio contra las trabajadoras sexuales".
"¿Todo? ¿Seguro? ¿Los curas también agarran los hábitos para levantarse a una mina?".

Serenate, Refutadorcito, ¿no ves que son todas mentiras? ¿O acaso tus sentidos y tu lúcida mente sólo toleran papers venidos de Harvard o datos del último censo nacional?

El Refutador de Leyendas todo lo comprende, menos una cosa: la distinción entre ciencia e imaginación, entre la luz únivoca y las sombras polimorfas. Mamá Razón cría a sus hijos que estudian en Harvard, pero también tiene de los otros que, como Dolina, cada tanto la hacen regañar. El Refutador no comprende que las mentiras a veces son más urgentes que el aire.

Por eso no puede entender que a Dolina se lo llame "filósofo porteño".

En uno de sus temas, Charly habla de un "fabricante de mentiras" y dice que "sus ojos eran luces de neón". Pues bien: el Refutador sólo ve allí los ojos que están detrás. Ve la verdad, no la mentira. Un Refutador ve ojos, no luces. 

***

Casualmente estoy tomando mate, situación propicia para dar a luz una Leyenda. Aquí les va una, estimados Refutadores. Postulemos dos arquetipos ideales de conversadores, llamados Refutador y Dolina. Bien: mientras Refutador encarna la confianza en la Razón, que heredamos de Europa, Dolina representa el escepticismo gauchesco, la ironía porteña, la tristeza creativa, el desengaño juguetón, el fasito alegrón que te fumás después de escuchar y comprender el gris tango Cambalache. Refutador suele poner sobre la mesa una oración que dice algo así como "Todos los cisnes son blancos", pero Dolina jura que una vez vio uno negro, y después afirma que "Todos los abogados son garcas" o que "Todas las kirchneristas van al cielo". Así se ríe el uno del otro: así se burla el escepticismo rioplatense de la ambición cientificista que Colón trajo en las bodegas de sus caravelas. 

Pero basta de mentiras. Chau, me voy a seguir leyendo, entonces, el foro de La Nación.

2 comentarios:

  1. Ale querido, mago rioplatense, candombero y acuarelista:

    Me interesó este texto con el que me encontré de frente y sorpresa al acercarme a tu blog. Tal vez debido al profundo placer que me produce leer las crónicas del ángel gris y al (igualmente profundo) desprecio que me produce dolina, el verdadero, alejandro dolina, el creador del dolina que escribe, que poco tiene que ver con su persona.

    Un tipo que ataca a la televisión denigrandola y que a la primera de cambio produce un programa propio en ese medio que tanto repudia, un tipo que hace una línea 0600 "la barra de dolina "para robar, una persona que construye un personaje y una carrera en base al "hombre oscuro y feo con el don de seducir a las más bellas desde el corazón" y que luego se modifica el rostro con cirugías estéticas en un intento cobarde y desesperado de arreglar una cara sin remedio... ese tipo, todos esos tipos que es el mismo tipo no merece ningún respeto.

    Gracias por tu blog flaqui, sos un capo!

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  2. Admiro profundamente a Dolina, renacentista. Me imagino que será una leyenda eso de que no terminaste Crónicas del Angel Gris.

    No sabía que se le tiraba la jauría encima. Es un hombre afortunado, Dolina. Como decía un político de este lado del río: que hablen mal, pero que hablen.

    Gracias, sigo leyéndote

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